martes, 27 de abril de 2010

De "EL LIBRO DE LAS SOMBRAS"




SECRETOS
(No vale la pena el esfuerzo de morir por un secreto...)

Hay sombras que elegimos llevar nosotros mismos. Mochilas de la vida. Las escondemos en el lugar más inaccesible de nuestro ser. Y jamás nos permitimos llamarlas por sus nombres: les decimos, simplemente, "secretos".
Ellas quieren ser libres. Nosotros buscamos ocultarlas. Dentro de nuestro cuerpo se libra la batalla más nociva: hablar o callar. Con todo lo que ello implica. Los temores se asoman. Los secretos se arraigan en lo más profundo. Mientras, sus ramificaciones luchan por salir a la luz.
Mi primo Horacio ocupaba un rol de hermano en mi vida. Hijo único. Yo también. Casi la misma edad (con una diferencia de meses). Por eso, cuando a la tía Juana, su madre, le diagnosticaron un tumor inoperable en el cerebro fui como una hija postiza que la acompañaba en sus tardes solitarias.
A veces, murmuraba frases inconexas acerca de un hijo... de un padre... No supuse que ese balbuceo sin forma fuera algo que la atormentaba. Pensé, más bien, que era el resultado del mal funcionamiento de sus pensamientos perdidos.
- ¿Qué otra cosa podía hacer...? Él no lo sabe... nunca pude decirle... -susurraba en un murmullo triste.
Y a veces se quedaba muy quieta, muy callada, las lágrimas naciendo en sus ojos azules, cristalinos, y rodando, tristes diamantes, por sus pálidas mejillas.
- Si en algún momento él pregunta, vos tenés que saber la verdad - me decía, y sus ojos buscaban, suplicantes, los míos - Él es su hijo... ¿Viste cómo se le parece...?
Yo pensaba: "¿Qué verdad? ¿Qué hijo? ¿A quién se parece?", pero asentía, sumisa, porque repitiendo que sí, que no se preocupara, nacía en ella una paz, una serenidad que ni siquiera los tranquilizantes le brindaban.
Cuando logré por fin comprender sus palabras, la verdad quedó ante mí, blanca y extraña, como un viejo y conocido fantasma: Un día, clavó el cielo de sus ojos en mis ojos oscuros, me tomó de un brazo con una fuerza que le desconocía y, suavemente, casi sin esfuerzo, el secreto voló de sus labios:
-Yo soy estéril... Nunca pude tener hijos...
Como fichas de dominó, sus frases fueron cayendo en mi cabeza y tomaron forma y sentido: ella era estéril, él era su hijo (y ese su se refería a mi tío, por eso... tan parecidos...), nunca supo la verdad (Horacio no la supo... yo... ya la sabía...)
El alma de la tía me dejó su mochila, extendió sus alas y voló a refugiarse en el alma del mundo.
Finalmente, ella decidió no llevarse el secreto a la tumba porque comprendió que fue el secreto quien la había llevado a la tumba a ella... Tantos años de silencio... Tanto esfuerzo por ocultarlo...
Miré a mi primo Horacio, su imagen triste, desconsolada... Y decidí dejar volar el secreto para que nunca nadie tuviera que cargar con él: no había motivos para guardarlo, ni tampoco para decirlo: a mi juicio, la tia Juana había sido, durante cincuenta años, su verdadera madre...

ROXANA LAURA RONQUILLO

12 comentarios:

Yoni Bigud dijo...

Entiendo que la genética tiene poco que ver con los afectos. Este cuento es una prueba más.
Muy bueno.

Un saludo.

Canoso dijo...

Hay una diferencia abismal entre un progenitor y un padre.
No creo necesario que todo deba salir a la luz de los ojos.
Quien lo educó, lo crió, lo cuidó, más allá de lo que diga el genoma, es el/la verdadero/a padre/madre.
Muchas verdades hacen más daño que decidir callar.
Un beso!

carlos dijo...

ro excelente escrito es un honor leerte dia a dia besos

Briks dijo...

"(No vale la pena el esfuerzo de morir por un secreto...)"

TODO LO CONTRARIO !!!

Romina dijo...

Hay sombras pesadas que tarde o temprano salen a la luz, querramos o no
pero morir por un secreto...
me parece divino en èste caso porque quiso lo mejor para su hìjo
pero injusto, ya que le acortò la vida

alguien esta detràs de la puerta acechando, para develarlo cuando cree que es el momento
como pasò en mi familia
y mi madre dejò volar su secreto EN VIDA para conmigo y mis hermanos hace un par de años

hoy mamà respira tranquila y sin mochila alguna :)

Muy reflexivo el texto Ro!
gracias♥

Besos♥♥

Roxana Laura Ronquillo dijo...

BIGUD:
Yo creo que la verdadera Vida está en el Amor (así, con mayúsculas)... el resto... son todas circunstancias...
Besos
Ro

Roxana Laura Ronquillo dijo...

CARUGO:
El tema del silencio es tan duro, tan difícil... Creo que la "tía Juana" del cuento, no pensó en ella, sino en preservar a su hijo de una verdad dolorosa, pero mantener en el tiempo un secreto así, lo va matando a uno, porque es vivir con miedo... con el miedo a una verdad...
A una de las hermanas de mi abuela que tenía parkinson le ocultaron la muerte de mi abuela y otras hermanas para que no le hiciera mal la verdad... Ella murió pensando que sus hermanas no iban nunca a visitarla (y con la tristeza que ello implica...)¿Y qué es mejor y qué es peor, finalmente? ¿Y quién es uno para ponerse a juzgar si lo que el otro cree de corazón que está bien, está bien o no?
En lo personal, la vida me enseñó que siempre es mejor ir de frente... Lo que se hace con amor, bien o mal, tarde o temprano, es recibido con amor...
Besitos.
Ro

Roxana Laura Ronquillo dijo...

CARLOS:
Gracias, para mí es un honor saber que están acompañándome...
Un abrazo enorme
Ro

Roxana Laura Ronquillo dijo...

BRIKS:
Soy bocona... Me sería imposible morir por un secreto... La verdad se me filtra en las actitudes, en las palabras, por todos lados...
Respeto a quien muere por un secreto, pero su vida y la vida de quien intenta preservar con su secreto... valen mucho más que el secreto en sí... Y el amor... al amor verdadero no le hacen falta secretos, porque implica comprensión, piedad, y la capacidad de saber que todos somos humanos y factibles de equivocarnos...
Besosssssss...
Ro

Roxana Laura Ronquillo dijo...

PASSION:
Siempre uno quiere lo mejor para sus hijos... Y tarde o temprano los hijos queremos que nuestros padres sean felices, que puedan disfrutar del amor que dieron...
Las madres (como la "tía Juana" del cuento), se animen a hablarlo o no, merecen toda mi admiración y mi respeto... Pero por esa misma admiración, yo les diría que se permitan hacer lo que hizo tu mamá, porque es un alivio para su consciencia... Nadie puede ser condenado ni juzgado por haber dado amor y ser padre es mucho mucho más que ser progenitor, por eso, quienes son PADRES, así con mayúsculas, merecen un abrazo muy fuerte y para siempre, más allá de cualquier entorno o cualquier circunstancia...
Besos!!!

Carlos dijo...

Siempre hay algun momento de tristeza y yo sigo pensando en ello

Besos y cuidate mucho que esta todo muy revuelto

Carlos

Roxana Laura Ronquillo dijo...

CARLOS, AMIGO...
Toda tristeza es pasajera... Sólo hay que darse tiempo para aceptarla y superarla...
Besos y cuídate también!!!!
Un gran gran abrazo a la distancia...